Este término que es relativamente nuevo alude a una variedad de la periodontitis tradicional, en este caso que procede del uso de implantes dentales. Es por ello que la periimplantitis aún es relativamente desconocida ya que los primeros pacientes con implantes dentales osteointegrados son relativamente recientes por lo que apenas se han dado casos, aunque ya existen las primeras evidencias en lo que concierne a consecuencias de una mala higiene después de colocarse unos implantes.
En qué consiste la periimplantitis
La periimplantitis es la pérdida de hueso dental. Comienza a raíz de una mucositis, que es la inflamación del tejido que rodea el implante dental. El tratamiento para la preiimplantitis es, quizás lo que más incógnitas genera ya que el poco conocimiento que se tiene en torno a esta enfermedad no dispone de soluciones efectivas en lo que respecta al uso de implantes dentales.
Normalmente, los síntomas son sangrado, dolor en la encía y otras irregularidades que van determinadas por las similitudes con la periodontitis. He ahí la característica inicial que hace que se le denomine periimplantitis. Se considera que se padece de periimplantitis cuando la pérdida del hueso supone que haya menos de 0,2 milímetros de espesor.
Destacar, igualmente, que se debe extremar la higiene bucal en lo que se refiere a placa dental. No debemos olvidar que aunque se trate de implantes y no de la dentadura del paciente, la placa acarrea gingivitis y esta suele ser la primera vía para que se sufran enfermedades periodontales. No obstante, con un sencillo cuidado cotidiano no es complicado conseguir sacar lo mejor de los implantes dentales.
Imagen cortesía de Dental Specialty Group